Allá donde se cruzan los caminos

donde el mar no se puede concebir,
donde regresa siempre el fugitivo,

Pongamos que hablo de Madrid.

Creo que nunca he dedicado una entrada a Madrid, y como las últimas dos son totalmente madrileñas, cierro la trilogía XDD.

Gran Vía

En Madrid, el "Babylon" local está a escasos ¿50? metros de un convento.
En Madrid, puedes ver a una pareja discutiendo en francés delante de un Starbucks.
En Madrid, puedes congelarte de frío un día, y rescatar la manga corta al día siguiente.
En Madrid, te puedes poner la bandera autonómica para taparte el culo y nadie se rasga las vestiduras, a no ser por falta de gusto.
En Madrid, te puedes estar muriendo en plena calle, pero se formará un círculo alrededor de un perro en el metro, preguntándose qué hace ahí.
En Madrid, el barrio castizo por excelencia se puede convertir en el barrio chino, y los vecinos sólo protestarán por la carga y descarga.
En Madrid, levantan el asfalto para poner empedrado y descubres el empedrado viejo de debajo.
En Madrid, después de incendiarse un rascacielos, se construyen tres más y vuelta al fuego.
En Madrid, las vecinas sacan las sillas a la calle al fresco o te pisan para coger sitio en el autobús.
En Madrid, la gente se lanza a la calle en masa para indignarse, pero también para hacer fotos a un iluminación especial.

Madrid es absurda, paradójica, hostil, acogedora, castiza o vanguardista... Por eso hay días que la odias y días que te encanta. Pero sobre todo, no se toma en serio a sí misma.